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Innovación: la salida de América Latina

Desde que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lanzara hace 3 años el e-Book “Economía Naranja: Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y el Caribe” mucha agua ha corrido por todo el ecosistema de empresas innovadoras de Latinoamérica.

 


En su e-Book el BID afirma que la “Economía Naranja” emplea 29.5 millones de trabajadores en Latinoamérica que se dedican a la creatividad artística, científica y económica. ¿Qué punto en común tiene este segmento?  Pareciera que al igual que las Empresas de Sistema B   que buscan re-pensar el capitalismo con el objetivo de resolver problemas sociales complejos, las empresas de matriz innovadora buscan solucionar y visibilizar a todo el entramado de las economías regionales de Latinoamérica.  De lo que se trata es de la re-definición de éxito, de impacto social y económico.

Cada vez son más los emprendedores que se suman al desafío de poner a pensar sus negocios en torno a la eliminación de una barrera social y económica impactando en lo que se conoce como Nanoeconomía, que no es otra cosa que “la economía de la vida cotidiana”.  Estas “micro-decisiones” que aplican la mayoría de las economías pobre de América Latina pueden verse afectadas si se las piensa desde lo que el premio Nobel de Economía Richard Thaler llamó, “arquitectura de las decisiones” en su libro “Un pequeño empujón” (Nudge).

Si el propósito de la “innovación” es re-pensar,  o pensar desde otro modelo mental, se volvería necesario (e impactante) que al menos una parte de nuestro tiempo como emprendedores y “hombres de negocios” se vean reflejadas en acciones que tienden a reducir las brechas económicas y sociales que se ciernen sobre los países del cono sur.