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La visión desde afuera. No sabemos que no sabemos.

En su  fascinante libro “Pensar rápido, pensar despacio, el Premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman hace un exhaustivo análisis de la forma que tenemos las personas de pensar, resolver problemas, pronosticar y tomar decisiones. Y sobre todo de los sesgos mentales y físicos (conocidos y desconocidos) a los que nos vemos sometidos todos nosotros.

Comienza un nuevo año y en este momento casi todas las empresas están elaborando (si no lo hicieron ya en el último trimestre del 2020) los planes de este año. Lo sepan o no, lo tengan escrito o no, casi todos hacemos predicciones de lo que esperamos suceda en nuestra vida económica y personal.

En el Capítulo 21 titulado “La visión desde afuera”, Kahneman cuenta su bochornosa experiencia (si, hasta los Premios Nobel se equivocan) sobre realizar un plan de estudios para enseñar teoría del juicio y de la decisión en las universidades.  En resumen: los que iban a enseñar cómo tener juicios realistas proyectaron escribir un plan de estudio en 2 años, lo que terminó siendo los reales 8. Con el agregado de que una vez terminado nunca fue utilizado.

Encerrados en la visión desde adentro.

Hace poco vi un video en las Redes Sociales de un hindú -creo que era el gran Krishnamurti- y explicaba algo simple para entender qué tan encerrados estamos a considerar una visión desde afuera. Esta persona decía que “como todos sabemos, nuestra nariz se encuentra solo a centímetros de nuestra boca. Si no nos lavásemos los dientes por una semana, la única manera de saber que hay algo malo sólo puede venir desde un otro, desde afuera. Estaríamos muy seguros que nada malo sucede, y que son los otros los que están equivocados”.

Volviendo al autor, esta “ceguera”, o esos “sesgos” en las predicciones por momentos demasiado optimistas se deben a tres enfoques: 1) La visión desde afuera 2) La falacia de la planificación y 3) Perseverancia irracional.

El problema radica en que “nos centramos en nuestras circunstancias específicas, y  buscamos evidencias en nuestras propias experiencias”, mientras que casi todos sabemos que la probabilidad  de que en un gran proyecto -como liderar una empresa- algo salga mal siempre es alto.
Solemos ignorar los datos estadísticos y aventurarnos.  De lo que pasa en esta aventura sin ayuda externa es de lo que hablamos en nuestro artículo “Los desafíos de emprender y cómo superarlos”.

Es que, cómo mencionamos en esta historia es muy fácil encasillar nuestros pensamientos. Este video nos muestra cómo lo que creemos que no comparte ningún criterio, puede, desde otro enfoque no ser tan cierto.

 

 

 

 

No sabemos que no sabemos.

Leí una enseñanza de un maestro budista que dice que “si estamos escuchando sólo con la actitud de querer responder, entonces no estamos escuchando“. Hay muchas personas que sólo consultan expertos, no para escucharlos, sino para validar lo que creen es un juicio correcto. Aceptar que no podemos saber de todo, es confiar en las capacidades de los demás para ayudarnos a superar nuestros obstáculos. Y es darle valor al conocimiento y la experiencia del otro.

Hablando desde la visión desde afuera les compartimos algunos ejemplos que da el Premio Nobel de Economía:

“Él lo está viendo desde dentro. Debería olvidarse de su caso y observar lo que sucedió en otros casos”.

“Estamos haciendo una inversión adicional porque no estamos dispuestos a admitir el fracaso. Este es un ejemplo de falacia del coste irrecuperable”.

“Ella es víctima de la falacia de la planificación. Se imagina el mejor escenario, pero hay muchas maneras diferentes de que un plan fracase, y no puede prevenirlas todas”.